viernes, 20 de agosto de 2010

La Fascinación.-

No eran ni las 11.00 de la mañana, cuando el señor Cienfuegos se encontraba en su despacho escribiendo sus pensamientos en unas hojas inertes de papel virtual. El despacho estaba situado en el salón del hogar, donde el Sr. García, el Dr. Orestes y el Sr. Cienfuegos habitaban.

Cienfuegos siempre pensó que su mejor despacho era aquel, en el que la información no dejase de fluir, ya fuese por la televisión encendida, el ordenador, la compañía, los amigos y visitas, las opiniones, las risas, Internet, y el fluir de sus pensamientos escritos.

El Dr. Orestes, estaba de vacaciones del trabajo de Doctor Técnico Hornero, y –aunque con un fuerte dolor de espalda-, se encontraba en el sillón observando y documentándose en Internet, y en su “portátil”, ejercicios de estiramiento, que a medida que los veía, los ejercitaba.

En la televisión empezó a sonar el sonido característico del fuego. Cienfuegos, en sus pensamientos y escrituras, reaccionó rápidamente al sonido de aquello que a su propio nombre se le es atribuido, y alzó su mirada hacia el televisor.

Toda la pantalla emitía la imagen de una zona quemándose, del fuego incandescente, del sonido que empapaba los oídos de Cienfuegos, fascinado por su sonido, por sus movimientos, por su ardor incandescente.


-¿Por qué nos atrae tanto a los seres humanos observar el fuego?- dice Cienfuegos.

-Pues como nos atrae observar las olas del mar- responde Orestes.

(Pensamiento de Cienfuegos: "El agua, apaga el fuego")

Cienfuegos.

Responderme lector, ¿por qué? ¿Por qué nos fascina observar el fuego o las olas del mar? ¿Qué te fascina a ti amigo lector?


PD.
El primer pensamiento que surge, y el único que surge antes de quedar la Conciencia fascinada por la observación del fuego, es el pensamiento de la destrucción que el fuego tiene con las zonas quemadas, los bosques de España, y sus habitas. Luego la Conciencia queda fascinada, anonadada, e incluso su mente pensante se para.

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