jueves, 30 de junio de 2011

11.- T. M. Fanuya Ciudad Hechizada.-

(Durlindof).-

...En la ciudad de Fanuya, las cosas no eran muy halagüeñas, pues la Gobernación estaba a punto de sucumbir a la oscuridad, como antigua eran sus raíces...


-Ven, no tengas miedo bonita, yo sé lo que tú necesitas...ven...- decía una voz en la penumbra, apenas iluminado por las antorchas. Era una habitación de piedra, con estanterías, con miles de libros, probetas por todos lados, con líquidos de colores, o vapor saliendo de ellos, en ebullición o templados. Botes de cloroformo guardaban lagartos, cabezas de animales, culebras, ciempiés, mucho polvo y libros antiguos por el suelo, amontonados.


...Fuera, por primera vez en el año, había empezado a llover, y no dejaría de hacerlo durante tres o cuatro días, hasta finales de año. Se esperaba el año más caluroso, y las cubas y los estanques deberían conseguir ese año tanta agua como fuese posible...

...La ciudad había aumentado muchísimo en los últimos años. Poseyendo lo que empezaba a llamarse “Tecnología”. Los huertos eran regados por una serie de máquinas, que se movían con la electricidad capturada de los rayos, por largas antenas. Aun que se debían cosechar con trabajo manual, porque se creía que la conjugación de la energía de los humanos y la energía de los alimentos plantados, hacía que los alimentos tuviesen mayor y mejor sabor...


El lugar, estaba iluminado por una chimenea en una zona más amplia, sin cosas por medio. Allí estaba una mujer, desnuda, pero cubierta por los hombros con finas sedas traslucidas, dibujando su contorno, sus pechos firmes, y sus caderas. El frío metal que escondía su más preciado tesoro inocente, estaba atrayendo a aquellos deseos incontrolados, deseado, cuando...

-Señor es importante-

Una explosión de plasma salio, disparado hacia la puerta que se estaba abriendo, con lo que esta se cerró empujando a los soldados humanos hacia fuera, haciendo caer a los tres hombres hacia atrás, hacia la pared tras ellos.

-He dicho...que no se me moleste...cuando este experimentando...en los placeres terrenales de los hombres- gritó enfurecido aquel mago. Cuando la puerta se abrió salió por ella el mago. Llevaba una prenda que cubría su cuerpo desde los hombros, de color púrpura y azul. El cuello rojo, con una gran barba negra, y el pelo gris levantado en todo momento por la energía estática que siempre le rodeaba. De hecho cuando se enfurecía incluso la barba era alcanzada por esa electricidad estática.

-¿Qué ocurre?- dijo el mago componiéndose.

-Han raptado al diplomático de la ciudad del oeste- dijo un soldado humano.

-¿Cómo?, encontradle, quiero que le traigáis de vuelta, mandad a los lobos. ¿Cómo ha ocurrido?-

-Ha venido un emisario de los Atolones, y con magia se lo ha llevado- respondieron.

El mago se paro instintivamente. –Mandad palomas mensajeras al Interior del Reino con este mensaje: “Vuestro Emisario ha raptado al Emisario de las Tierras del Oeste en Fanuya. Exijo Justicia como rey de Fanuya, y Compensaciones Económicas al Consejo Atolón. De lo contrario, la ofensa a mi realeza y descendientes, y sus consecuencias, recaerán sobre las Conciencias de sus déspotas”-

Más tarde en otra estancia, un hombre recogía unos papiros de una biblioteca, y encaminándose a la gran sala entró y colocó los pairos sobre la mesa. Comparó algo y aprisa, se encontró con el mago en el pasillo. –Mi señor Durlindof- dijo el hombre siguiéndole.

Ambos subieron por el interior de un torreón, muy estrecho con escaleras en caracol. 1500 escalones subieron y a cada paso el hombre no podía seguir el ritmo se su señor que ascendía cada vez con más entusiasmo. Al llegar arriba, Durlindof tiró de su perro, y le hizo guardar toda la documentación en una bolsa. De repente una bola de cristal esférica cayó por las escaleras abajo.

-Maldito estúpido. Baja y recógela. Tráela aquí, y luego sube arriba- grito el mago.

El hombre le miró todavía intentando recuperar el aire perdido en la ascensión.

-Como se pierda por abajo o alguien la robe, te responsabilizaré a ti- dijo Durlindof quien abrió una compuerta, justamente donde la torre tocaba directamente con el monte contra la que la ciudad estaba construida, se sentó en una especie de lanzadera, la cual tras bajar un cristal que le cubrió por completo, el mago se acomodó, y este vehículo salió despedido por una serie de conductos, propulsado por la magia del fuego ígneo.

Esos conductos escavados en la tierra, trasladaron al mago más allá de los 2000 metros, donde Durlindof tenía una torre de vigilancia desde donde podía observar todos los caminos, y lugares de entrada y salida a su Reino, podía ver el gran desierto, el puerto e incluso la curvatura del mar, con su gran telescopio.

Era muy grande, y estaba situado en una especie de esfera que reposaba sobre una base muy pequeña que a su vez reposaba sobre una alta y fornida torre de piedra. El telescopio, tenía pues una visión de 360 grados por encima del horizonte y casi 300 grados por debajo de ese mismo horizonte.

El telescopio estaba inclinado hacia arriba, y el visor estaba frente a una gran silla de hierro acomodada, sujeta al telescopio. Durlindof se sentó en el trono, y tocó varias palancas que hicieron que la maquinaria se moviese. Ascendió el trono, moviéndose el telescopio, y mientras que el asiento estaba en lo alto, el telescopio enfocaba en los 300 grados bajo el horizonte, buscando en tierra.

Al rato subió el aprendiz con el resto de documentos y la bola de cristal.

-¿Maestro?-

-Aquí arriba cacique. Deja la bola con cuidado en la caja, y abre esos documentos- dijo Durlindof sin dejar de moverse en su trono móvil.

En ese momento llegó una paloma con un mensaje en una pata. El aprendiz quitó el mensaje, y guardo la paloma con el resto.

-Mi señor, esta preparada la caballería para salir en su búsqueda-

-Bien, escribe lo siguiente. “Tres grupos. Seis, seis, y doce. Los dos primeros grupos al cruce del norte, y del sur. El tercer grupo que espere ordenes”.-

Tras escribir lo que el gran mago le dijo, la enganchó en una de la patas de las palomas marrones, distinta de la paloma blanca que ascendió hasta ellos, y la soltó en la ventana.

Poco después Durlindof siguió con su telescopio a cada uno de los dos grupos de jinetes.

Cuando el mago miró a su lacayo, le dijo –Abre los dos grandes libros. El primero por la página 1398, y el segundo por la página 1111. Quiero que me leas lo que pone en el primer libro. Capitulo 453, Barra 66, líneas 15, 15/17 y 56-

-Primer libro, página 1398, capitulo 453, barra 66, línea 15: “Los Tuareg son habitantes de los Oasis, que conocen sus tierras como si fuesen viento, arena, sol y calor...”. “Línea 15/17: El mayor de los temores de un Tuareg es la negrura, no la oscuridad, pues sus cuerpos son oscuros como la hiel...”. Línea 56: “Nadie ni nada es capaz de atraer al Tuareg hacia su propia trampa, pues ellos son los habitantes más antiguos, más antiguos que los Atolones, más antiguos que la Gran Isla, y más antiguos que los pobladores del Gran Continente Atlántico de Antaño...”.-

-Segundo libro, Capitulo 4, barra 88, líneas 12 y 21- gritó el mago que observaba los mensajes de los árboles al moverse por el aire.

-Segundo libro, página 1111, capitulo 4, barra 88, línea 12: “Los Atolones más antiguos son descendientes de los Tuareg Originales, los primeros, los llamados dioses por el populacho”. Línea 21: “El Tuareg/Atolón del Interior es pues, un dios en persona, un Ascendido en el Espíritu y descendido en la Experiencia, para equilibrar las energía engendradas del corazón podrido de los Amos del Físico...”-

-Basta ya. Me joroba enormemente que todos los libros donde he de buscar información carezcan de pruebas físicas de lo que hablan, o de tecnología que tan bien nos hace vivir. Ordena a los doce jinetes que se dirijan a la Puerta Interior del Norte, ya que es el acceso más cercano a la Capital-

“Parece mentira que no exista un solo científico fiable en este mundo”, pensó el mago para sí mismo.


Cienfuegos...y la imaginación bajo la decisión de la Conciencia.

Escrito a día 01 de Junio del 2011.
Día 5 de la Decimotercera Luna del año -2.

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