jueves, 30 de junio de 2011

8.- T. M. Taurnil Calafalas de Antaño.-

El Taurnil Calafalas, nombre elfito, era un ente que provenía del interior de la isla, donde la Raza de Atolones vivía. Es conocido por ellos como Dragones Voladores de Antaño. Pues en la Gran Guerra de Antaño, perecieron todos...

...no todos, pues observó el Tauren con sus propios ojos, dos ejemplares preciosos, dignos de un elfos amante de la Madre Tierra.

Todo el mundo conoce como es un dragón, pero no sabe qué es un Taurnil, dragón de los elfos, magos, y vida en una bestia de guerra, y en un animal manso en la paz. “Dinos”, les llamaron los Humanos.

Los elfos del norte, de la Tierra de los Lagos, aprendieron directamente de los Atolones, a criar, enseñar, domar, y crear vínculo a su jinete para montarlo.

El Taurnil elfico, parecido a un dragón, poseía tres pares de alas, dos de ellas que sobresalían de su lomo, pues era ser de cuatro patas, las cuales al volar, una par de esas alas podían moverse al contrario que el otro par de alas, de las mismas envergaduras, lo hacían al contrario. Su tercer par de alas, eran traseras, y eran movidas en el viento acorde con la cola que debía ser movida con astucia.

Su altura, tumbados en el suelo era de siete metros, y sobre sus cuatro patas de entre catorce y dieciséis metros. Poseían garras enormes, que podían guardar en sus muñones como los felinos gigantes de mi tierra, poseyendo pelaje desde las garras hasta las cuatro rodillas, como si llevasen un calzado humano. Del vientre sobre salían escamas, excepto por la parte central, de donde salían como cuatro cuernos, que en la guerra tenían la facultad de crear las “energías de los magos”, expulsando energía ígnea de defensa.

En sus cuellos, tenían un pelaje plumeado, que al volar, podían extender para frena el descenso en el cielo, o para ascender en el mismo. Su gran cabeza era entre dantesca y bella. Parecían cocodrilos, con una gran mandíbula, y grandes orificios nasales. Y aun que se pensase que este animal echaba fuego por la boca, falsas creencias son.

El Taurnil elfico poseía una facultad aun mayor. Era total conocedor de los océanos que rodeaban la Gran Isla, pues los había sobre volado todos, y los había buceado todos. Conocía las profundidades de todos ellos, pues no solo poseía una capa para sus ojos, que agudizaba la visión bajo las aguas, sino que eran anfibios, con órganos de agallas con las que extraían el oxigeno del agua.

Podían permanecer escondidos en un gran lago durante meses, esperando la batalla, para que el enemigo ignorante de dicha amenaza, se instale junto a los lagos de agua dulce...

-Súbete por la parte trasera, por la cola- dijo Amrod.

Cuando me acerque al animal, del que podía escuchar sus latidos, al llegar a la cola, el dragón colocó su extremidad, para que pudiese subir. Ascendí hasta la silla sujeta entre las dos pares de alas centrales, justo tras la cabeza y el cuello emplumado.

Me sujete bien, pues sabía que los dragones no escatiman en giros. El ser se levanto, y el vértigo apareció un momento. Aun era de noche, cuando los Taurnil Calafalas salieron al exterior.

Allí los dos extendieron sus alas, para que el sol las iluminase. Sus escamas se iluminaron como un sol, y yo me coloque mis espejos oscuros, que una vez me regalase mi buen amigo el mago Durlindof.

La propiedad de aquel artilugio era descender la luminosidad. Entonces, al mirar las escamas del ser, podía observar sus distintas tonalidades de colores, que cambiaban según moviesen sus alas bajo el sol. Era como si las alas se estuviesen cargando de energía.

-¿Preparado amigo Tauren?- dijo Amrod desde su ser.

Los seres se acercaron al abismo. Las nubes lo tapaban todo como si fuésemos a caer y andar sobre ellas. -¿Dónde está el caballo?- grite.

-Tu fiel amigo ha salido a ultima hora de la noche, para que podamos alcanzarle en el Cruce de Groudum. ¿Tu no tenías miedo a las alturas?- y seguidamente su dragón saltó. Medite el Tauren, y el Taurnil dio un salto, y de repente estábamos cayendo a gran velocidad hacia las nubes. Sus cuatro alas se extendieron hacia atrás.

Observe el sol, y pensé que no era lo suficientemente temprano para un elfo. Atravesamos las nubes que mojaron nuestros cuerpos de rocío, y tras atravesarlas, todo estaba oscuro. Me quite los anteojos, y aun así era de noche. –Maldito elfo- pronuncie.

Entonces las escamas de los dragones, se iluminaron en la noche, expulsando la energía del sol que antes captaron. Y los dos dragones se iluminaron en la noche. La nieve que empezó a nevar, se transformaba en líquido, y en gas en cuestión de segundos, cuando llegaban a las escamas.

Cuando llegamos a los pastos, observe las luces de las poblaciones Tauren. Se movían con antorchas, seguramente cautivados por las dos luces cegadoras que venían de las montañas. Lo más ancianos sabrían que son esas luces, pero guardarían respeto a los mitos e historias de que los Taurnil Calafalas murieron todos en la Gran Guerra.

Sonaron los cuernos de alarma espiritual. Uno a uno, los pueblos iban haciendo sonar sus cuernos, según pasábamos sobre ellos. Esto era de gran valor para mí, porque sabía que los maestros reconocían a los dragones, y saludaban como antaño lo hiciesen. Muchos años han pasado.

Llegamos a la población de humanos que se encuentra cerca del Cruce. Aquí no llegan los Tauren, que cuando lo hacemos, debemos rodear dichas poblaciones. Los Humanos han perdido Conciencia. Cada día se parecen más a los Tauren.

Las campanas sonaron. –Seguramente los humanos están pensando que es el fin de sus días. Ja, ja, ja-, pensé.

A medida que empezamos a salir del manto de nubes oscuras, que cubría mi tierra de noche durante dos días seguidos, el sol hizo su aparición otra vez, justo cuando el brillo y el ardor de la energía de los dragones, estaba perdiendo intensidad. Salimos por el Valle del Cruce, y a lo lejos el caballo hizo su aparición. Nos encaminábamos a Meriadoc Chubb.


Cienfuegos...y la imaginación.


A día 30 de Juniode 2011.
A día 04 de la Decimotercera Luna del año -2.

Siguiente Capitulo:
Las Selvas Tropicales del Sur.-
(Hammsali)

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