...Las Tierras de los Lagos se encuentran en el territorio del norte de la isla. Se conforma por amplios prados verdes, circundado por montes con pinadas en sus faldas y abetos en las alturas de los montes. Posee varios y profundos valles, y miles de millones de lagos, de agua fría de agua caliente, de agua tibia, lagos profundos, con peces, con aves de miles de colores que siempre echan el vuelo cuando algún mamut se acerca demasiado a las orillas.
En estas Tierras habitan Tauren, en las grandes y centrales praderas, Humanos en los profundos Valles del oeste, y una comunidad de Elfos, en los Montes Blancos, situados al este y al sur.
Desde que acabase la Gran Guerra, una gran cultura que apareció en la isla madre en la que se centra nuestra historia. Esa cultura era diferente a todas las demás. Algunos decían que provenían del cielo, pero ellos mismos no se consideraban dioses, sino descendientes de otro imperio que una vez fueron.
Conociéndoles como Atolones, tras la Gran Guerra, conformaron la Gran Isla, y organizaron territorios, comercio, comunicaciones, y Paz. Las Tierras de Lagos, pertenecía justamente al Norte de la Gran Isla, que formaba, en un inmenso océano, una estrella de cuatro puntas.
Tierras de Lagos, estaban habitadas por grupos de tauren. Esta cultura se dedicaba a la caza, recolección de leña y al comercio, después de que las guerras terminasen, pues los Tauren se les conocen como grandes guerreros.
Estaban formados por castas. Antaño Sacerdotes, Guerreros, y Plebe compuesto por ancianos y mujeres, y niños. Los guerreros se transformaron en leñadores en su mayoría, siendo comerciantes los menos. Los sacerdotes aun continúan su eficaz trabajo en la comunidad, enseñando a los niños Tauren el arte de la guerra, como arte, para que no se diluya con el tiempo, pero la mayoría de los sacerdotes se transformaron en comerciantes, debido a sus dotes para sacar el mayor beneficio del menor gasto.
Pero también existen dos rangos bien diferentes en los leñadores. Muchos lo son sin haber conocido la guerra, y sin ser guerreros. Los pocos leñadores guerreros, son excluidos por su raza, al pertenecer a una época de muerte, ira, y guerra.
Pero estos guerreros tauren de antaño, que se ven forzados a ser leñadores despreciados, poseen un conocimiento tan amplio del mundo que les rodea, poseen una sabiduría en la amistad, el honor, la alianza, e incluso el cariño, el perdón, y el amor; se saben tan arraigados a sus recuerdos, han conocido infinidad de razas distintas, y conocen la organización y transformación que esta llevando a cabo los Atolones, que incluso observan los cambios en los tauren, que este conocimiento es envidiado por muchos de los suyos.
Son años de paz. De prosperidad. De sosiego...
Cienfuegos...y la imaginación.
A día 31 de Mayo de 2011.
A día 02 de la Duodécima Luna del año -2.
Próximo capítulo
Leñadores de las colinas.-
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