martes, 31 de mayo de 2011

5.- T.M.- Recuerdos de antaño.-

(Amrod Tinúviel).-

Tras subir la escalera una estancia se abrió ante mis ojos. Todo el lugar era blanco, y construido de piedra. Y nada más pisar sus suelos, algo parecía gritar de dolor bajo mis pezuñas. Retrocedí.

-No temas. Son espíritus del recuerdo lo que oyes, no solo están acostumbrados al peso leve de los elfos. Ven no temas-

-¿Espíritus del recuerdo?- dije andando sobre ese suelo agonizante.

-Este es un templo en el que recordarás amigo mío. Esos espíritus, son de todas las razas que lucharon en la Gran Guerra y que están aquí para aprender el paso hacia el lugar al que deben ir- dijo Tinúviel.

Llegamos a una sala, en la que en el centro había una roca.

-Coloca al caballo en esa roca, y siéntate a su lado. Necesito que coloques tu mano sobre él. Voy a utilizar tu energía para devolverle la vida, pero quiero que sepas, que voy ha hacer un vinculo entre vosotros, como antaño elfos y magos tuvimos con los tauren-

-Yo no lo podré montar, amigo Tinúviel.-

-No, pero será fiel amigo tuyo, como tú y yo llegamos a ser-

Medite el Tauren. Vieja filosofía ancestral, que nos permitía llegar a conocimientos que nuestros antepasados utilizaron antes, recibiendo ayuda de los espíritus poderosos de la guerra, la muerte, o espíritus de otras razas que pueden darnos soluciones.

Nuestra religión nos prohíbe terminantemente hablar con espíritus que no son de nuestra raza, pero nuestros profetas religiosos, nunca estuvieron en la Gran Guerra, no entablaron vínculo, amistad, o amor con ninguna raza distinta. Ellos no comprendían el don del Conocimiento libre. Ellos no conocían la libertad.

Una luz blanca nos ilumino a los dos, a ese caballo y a mí, y me hundí en mis recuerdos.


...Ruido, ruido estremecedor, metales chocando en lo lejos. Negrura, rojizos, viento. La guerra estaba ante los ojos. Espadas chocando, rayos de magos impactando contra grandes grupos del enemigo. Más de 1000 Tauren estaban colocados en filas y en hileras, preparados para dar la orden de carga.

Tras de ellos más de 450.000 elfos y humanos, esperando. La lucha ya estaba en el campo. 150.000 humanos, y magos, estaban luchando en el campo. Aun no se conocía el tauren/mago, ni el tauren/elfo.

Yunques contra hachas se chocaban, pezuñas contra el suelo, para hacer sentir el temblor de la tierra bajo el suelo enemigo. Un volcán entró en erupción a lo lejos. Y entraron en escena una gran tropa de 978.000 enemigos. Sonaron los grandes cuernos, y tauren con hachas, mazos, yunques, y escudos empezaron el caminar hacia la tormenta.

Cuando 1000 tauren corrían a la vez, era un sonido atronador, que los enemigos sabían que acabaría contra ellos. El impacto de un yunque volando sobre muchas cabezas, para impactar de lleno contra cientos de enemigos de un solo mandoble, parecía suficiente como para que los tauren acabasen con la guerra.

Más de cuarenta cuerpos podían ser diseccionados de un solo hachazo horizontal, o partir en dos desde un árbol, hasta un mamut de guerra. Cuando tauren entraban en acción, el campo no se volvía solo rojo, sino que la sangre formaba ríos, y los pedazos de carne esparcida por el campo de batalla, acarrearía a los humanos un inconveniente en su avance.

Pero no solo eran esas las armas de los tauren, pues todos ellos utilizaban sus cuernos de la cabeza, o sus dos o cuatro colmillos, con los que embestían, sus grandes dientes, y su gran boca, era un arma que podía partir en dos a una hiena...



La energía que llamada Amrod iluminó mi mano e iluminó al caballo. Sentí calor. El elfo estaba sentado a un metro de nosotros, con sus ojos cerrados, utilizando su magia, y su parlotear con la naturaleza. Había aprendido mucho de aquel elfo. Oía como el corazón del caballo se debilitaba.


...-No podemos hacer eso- dijo uno de los reyes humanos.

-Es una aberración- dijo un mago.

Los tauren se levantaron para irse, pero uno de ellos permaneció sentado en Meditación Tauren. El Conclave se estaba acabando, estaba terminando una posible alianza, y por ende esa reunión de razas estaba llegando a su fin, y de la misma manera, por ello, las razas llegarían también a su fin.

-Muestro mi lomo, a aquel guerrero que sea digno de montar sobre mí. Pues si no hacemos alianzas, pereceremos en la negrura- dijo un joven tauren.

Ninguna raza se movió, ni siquiera los hombres que propusieron aquella forma para que buenos soldados atravesasen las líneas enemigas hasta el núcleo del Mal en persona.

-Levanta, no ofrezcas el deshonor a nuestra raza, joven ingenuo- dijo el rey Tauren.

Solo un elfo, se atrevió ha acercarse a aquel Tauren, y sobre él se subió a sus lomos. El Tauren se colocó de pie, el elfo se acomodo, la bestia se colocó el escudo, el casco, y empuño su gran yunque en la mano derecha, mientras que el elfo de ropajes blancos colocó su escudo en su espalda, y sacando su arco apunto a todos los allí reunidos.

-Si nuestras razas no están unidas en hermandad, jamás volverán a estar unidas nuestras propias razas, entre nosotros mismos- dijo aquel joven elfo.

-Es una locura- gritaron magos y tauren. Y de repente, de forma inesperada el tauren se estiro bramando el mayor de los rugidos, a la vez que alzaba ambos brazos, mientras que el elfo ágil se colocó sobre sus hombros, dio tensión a su fuerza viril, y una rápida flecha impacto en un árbol que se encontraba tan cerca del rey tauren que pudo haberle herido, a la vez, casi simultáneamente, el tauren/elfo, dio un rápido salto hacia los magos, y con un fuerte mandoble, el yunque impacto en el centro del semicírculo que los magos formaban, haciendo que todos ellos se retirasen al instante.

Cuando la humareda desapareció el yunque levantó losas, tierra y polvo. Y aquí se forjo el honor de la lucha, vínculo de unión entre razas. Poco a poco magos fueron los únicos junto con elfos quienes montaron a tauren, y aunque varios hombres también lo hicieron, magos y elfos fueron junto a tauren los híbridos perfectos en la lucha. Yunque de impacto, magia elfica y rayos eléctricos, o explosiones electromagnéticas de magos para la defensa...



Apenas oía mi corazón o el de aquel caballo. Y yo deje que la meditación guiase mis recuerdos.


...-Amigo Tauren, dime ¿por qué decidiste tú entre todos los tuyos, en contra de la decisión de tu rey, mostrar tu lomo a un jinete? Eso no es honor. Nadie puede montar un tauren según vuestras creencias porque solo se montan las bestias-

En aquel lugar solo estaban Tauren y el elfo Tinúviel. Ambos conversaban como dos guerreros.

-Se me enseñó la guerra, como vencer, y la forma más eficaz de impacto. ¿Qué mejor impacto puede ser el de un tauren y un elfo a la vez?, ¿Qué me dices del impacto de un tauren y un mago? Lo importante no es ganar, sino la táctica que nos hace ganar- respondió el joven tauren.

El elfo, mayor, le observó como un abuelo observa a sus nietos.
–Eres joven, pero audaz y valeroso, tauren. Tú pones la táctica y la fuerza, y yo pondré Conciencia a tus actos, energía, y fuerza psicológica, amigo-

Ambos se dieron la mano. –Pero tendrás que aprender a luchar por amor, y no por odio-

-Eso es imposible. El odio me hace fuerte, y saca la ira. Soy un guerrero tauren-

-Quien lucha por amor, se presenta ante el mundo el mayor de los guerreros, el más sabio, y el más heroico. Es indestructible. Es algo que deberás aprender en la lucha, solo así elfo y tauren podrán luchar juntos. Aquellos que no consigan este vínculo, entre elfo y tauren, no podremos luchar de la mano-

-¿Insinúas que debemos crear un vínculo por lo que luchar los dos a la vez?-

-Mi vínculo es el amor. Lucho contra el Mal, por el amor de que perdure lo que quiero. Lo que amo-...



Al despertar de la meditación, me encontraba solo. El caballo no estaba. Amrod tampoco, y tras levantarme, deambule por aquel lugar.



Cienfuegos...y la imaginación.


A día 31 de Mayo de 2011.
A día 02 de la Duodécima Luna del año -2.

Siguiente Capitulo:
Ciudad Elfica de Oda.-

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