lunes, 4 de julio de 2011

12.- T. M. LLamada Interior.-

(Mhislav).-

...Eran ciertamente tiempos lejanos, más lejanos que la Gran Guerra, donde los Hombres, por su codicia, su deseo de poder, control, y ambición de dominación, llevaron a esta raza al abismo de su propia existencia...

...Solo una de la grandes ciudades Humanas que aun se tenía en pie, defendida ferozmente por Elfos y Humanos durante más de 7 meses, estaba sitiada desde entonces por uno de los más grandes y malvado rey, de nombre “Mondonede”...

...Escaseaba el agua, escaseaba la comida, y sobre todo escaseaban los hombres para la lucha, y el coraje y el valor que antes les había llevado hasta donde estaban...

...50.000 hombres, y 20.000 enanos, estaban frente a sus puertas, en la extensa llanura verde. El rocío estaba haciendo su aparición y la neblina empezaba a enseñar aquel gigantesco ejército ante las puertas de la ciudad...

...Cuando la claridad del sol disipó al fin la niebla, una gran trompeta sonó a lo lejos. No se sabía si era amiga o enemiga. Y mientras, toda la contienda se desarrollaba entre altos bosques, que dejaban una gran ensenada donde estaba ubicada la ciudad, y aquel dantesco ejército, dispuesto a morir por su rey, del que más temían que alababan...

...Y dentro de la ciudad, el silencio expectante de gritos de terror y muerte, la gran puerta del palacio se abrió de par en par, y varios hombres con armaduras desde los pies, salió a la plaza, desde la que se podía ver todo el campo de batalla...

...Los hombres, tristes, ordenaron cosas inaudibles, y varios hombres, con gran pesadumbre, obedecieron. –Esta vez no podremos parar este ataque, mi señor- dijo uno de los allí presentes a otro aun mayor que él, y al que guardaba cierto respeto y lealtad...

...-Preparad las defensas, que todos los hombres esperen abajo en la plaza, preparados. Y quiero que en menos de diez minutos, los dos grupos de “recogida”, estén a punto para sacar de aquí a las mujeres y niños hacia tierras de los elfos del norte- y girando sobre sus pies se fue directo al interior del destrozado palacio...

...Al rato se encontraba frente a un joven de unos diez años con cara triste y ojos oscuros...

...-Mi hijo- dijo aquel hombre acariciando la mejilla del chiquillo. –No he podido defender mi Reino, y no podré entregarte lo que es tuyo. Mi tiempo ha comenzado su fin, y esta noche iré con mis antepasados-...

...El niño le miraba como si no entendiese a su padre, pero sintiendo en su interior que algo no iba del todo bien, en aquella contienda. Dos horas más tarde, mientras un grupo de 12 hombres, 24 mujeres, y 34 niños, salían rumbo al norte, al sur dejaban sus tierras, su futuro, sus esperanzas, y a sus hombres queridos y valientes. Ya no volverían a ver aquellas tierras de sus recuerdos, mientras al andar, sentían bajo sus pies, los temblores de la lucha...

-¿Dónde estoy?- dijo el hombre atado, arrodillado, y con un saco en la cabeza.

-¿Por qué abandonaste tu tierra?- dijo una voz desde aquel lugar fuera del saco.

-¿Quién eres? Dime. Responde-

-¿Fue realmente porque tu padre quiso que algún día recuperases lo que te pertenece, o fue simplemente para que su estirpe no se perdiese?- dijo la voz.

-Por favor, quitadme lo que cubre mi cara. Te lo ruego-

Cuando el hombre fue liberado de su ceguera, tuvo que cerrar sus ojos por la claridad que existía en aquel lugar. –Apaga esa luz. Me quedo ciego-

-No soy yo pues, el dueño del sol naciente, ni de sus designios- dijo la voz.

Cuando el hombre consiguió abrir sus ojos, se encontraba en la cima de una montaña abierta hacia el desierto, con el sol ascendiendo en el horizonte. Se giro como pudo y tras él se abría un acantilado, y a lo lejos en el horizonte, el mar, y entre el mar y él mismo, sentado sobre un banco de piedra, se encontraba aquel Tuareg.

Le miro y sin moverse, y ambos se contemplaros, se analizaron y al final el Tuareg inquirió –Yo no te aconsejo que hagas lo que estas pensando-

-¿Qué?-, respondió el humano.

-Si corres hacia mí y me empujas, seguramente caeré hacia atrás, pero eso no quiere decir que me mates. De la misma manera, corres el peligro de caer conmigo al abismo, ya que tus manos están atadas- dijo el Tuareg.

-¿Por qué me has atado?, ¿Por qué me has sacado de Fanuya?-

-Porque yo sé quien eres. Y se en quien te habías convertido- dijo el Atolón.

-No se de que me está hablando, pero secuestrar a un Diplomático del Oeste, en la misma ciudad del Consejo de Atolones, es traición- dijo el hombre.

-¿La ciudad del Consejo de Ancianos Atolones? Pensé que eso ya no existía, que habían sido encarcelados, y que no eran ellos junto al rey quienes gobernaban. ¿Acaso piensas que mandarían un Diplomado Atolón cada semana, durante dos años, y que tras 97 diplomados, ninguno vuelva con noticias? Nosotros existimos aquí mucho antes de que cualquier raza surgiese en sus lugares de origen. Nosotros somos el Conocimiento, la Sabiduría, las Emociones, y los Sentimientos, pero sobre todo la lógica, la matemática y la Conciencia que dirige todas las demás artes y aptitudes-

-¿97 diplomáticos? Que yo sepa usted es el número 21-

-97 diplomáticos del Interior, 64 diplomáticos de los Pueblos pacíficos del Sur, 42 diplomáticos del Reino del Norte, y solo 3 del Reino del Oeste, y tu eres uno de ellos, ¿por qué?, y lo más intrigante, ¿por qué todos ellos han desaparecido en la ciudad de Fanuya?, y lo más importante, ¿por qué tú, que aun que estabas a tiro de piedra de la libertad, permaneces ante las ordenes de un dictador?-. El Atolón se levantó, ayudando al hombre a levantarse, y a sentarse con él en el banco de cara al mar. La brisa les acarició a ambos la cara.

-Yo soy un diplomático del Oeste. Es curioso, es como si hubiese tenido la mente nublada, como si estuviese borracho de palabras...no recuerdo bien por qué llegue a Fanuya-

-Tu nombre es Mhislav y eres un Diplomático de Alto Rango del Reino del Oeste, como yo que soy Diplomático de Alto Rango del Interior. Estas bajo las ordenes de uno de los reyes más poderosos de los Hombres que haya existido antes, y aun que eres fiel a su honor y leal, no conoces ni su historia, ni como llegó al trono su padre...-

-¿Cómo sabe usted eso?- se sorprendió el hombre.

-Llegaste a la Ciudad de Fanuya, por orden de tu rey, con el objetivo de hacer entender al Gran Mago Durlindof que dejase sus artimañas de control de los Reinos del Este...-

Mhislav así era como él se llamaba. ¿Cuánto tiempo había permanecido dormido?, se preguntaba.

-La Ciudad más antigua de la Gran Isla, más antigua que mi propia raza ha sucumbido a la malvada malicia seductora de encantamientos lívidos que de poder o de control- el Tuareg le miró fijamente...-Volverás a Fanuya, pero no como diplomático...sino como General-

Tras levantarse el Atolon, Mhislav se le quedó mirando perplejo. -¿Qué habéis insinuado?-

-No insinúo- contestó el Atolon subiendo a su caballo. –Expongo, pues los Atolones no hablamos en vano. ¡Sube al caballo!-

-Pero si sigo atado- gritó el hombre.

-¿Atado?- expuso el Atolon encaminándose al sendero, mientras el hombre se dio cuenta de que sus ataduras no estaban. Subió a su caballo, y siguió a su secuestrador, su libertador, su guía. -¿A me llevas?, y ¿como un Atolón es capaz de dejar suelto a su secuestrado, subido a un caballo con el que poder escapar?-

-Vamos a la Capital- respondió el Atolón Tuareg. –Y es tu libertad elegir a donde ir, pero dime, ¿Dónde no has estado antes?-

-La Capital es Fanuya de donde me has sacado. Solo un loco volvería- gritó el humano.

El jinete paró, tiró de sus riendas, y el fabuloso ejemplar giró sobre sus patas traseras. –A la Capital del Reino de la Gran Isla. El Gran Consejo exige tu presencia en el Palacio Blanco. ¡Vamos!-

El hombre, parecía que hubiese perdido todas sus fuerzas, no por falta de valor, o lealtad, sino por miedo a lo desconocido, miedo a una ciudad que muy pocos habían visto con sus propios ojos, una ciudad fantástica, mágica, de ensueño, un Paraíso en la Tierra, y él había sido llamado tras sus muros, a sus suelos de alabastro, y ante las estatuas de oro, y brillantes. Todo aquel que visitaba sus tierras, sus templos, y sus habitantes, volvía rejuvenecido y aumentado en potestad de Acción, Poder, y Honores.

-¿Qué desea El Consejo de mí?- pregunto tras un rato, galopando a la diestra del Tuareg.

-Intercambio-

-¿Intercambio de qué?-

-Lealtad, amor, y confianza a cambio de Conocimiento. El conocimiento no se entrega a cualquiera, así como así. Ten paciencia, amigo Mhislav. ¡Confía!-

Y los dos jinetes emprendieron la larga travesía hacia en interior del continente por la única carretera que llevaba a la puerta más cercana de la gran muralla, a la Puerta del Norte.

Cienfuegos...y la imaginación bajo la decisión de la Conciencia.

Escrito a día 05 de Junio del 2011.
Día 09 de la Decimotercera Luna del año -2.

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